Valdría la pena revisar qué tanto dependemos de la tecnología para tener un “día normal”. Realmente no nos damos cuenta de la enorme dependencia que tenemos hasta que por algún evento extraordinario rompen nuestra inercia…
Los retamos a “descontrolarse” un fin de semana, estamos seguros que lo van a disfrutar…
En seguida el texto original:
Estamos tan acostumbrados a la modernidad que incluso desde edades tan tempranas como 1 año empezamos a depender de la tecnología para desarrollar nuestra vida diaria.
El fin de semana pasado fuimos “descontrolados” de manera circunstancial desde el sábado en la tarde-noche y empezó uno de los mejores fines de semana que he tenido en los últimos años.
Vinieron familares a casa y estuvimos, como es habitual, reunidos frente al televisor “zapeando” y platicando…
Los familiares se fueron y como ya era casi la hora del baño de los changuitos más pequeños de la casa nadie intentó ver el televisor, así que todo transcurría con cierta normalidad hasta que los changuitos se durmieron y quise ver la TV un rato antes de dormir. Inicié la búsqueda del control remoto del decodificador de cable; llamamos a los familiares para averigüar si por una broma de mal gusto nos habían dejado sin el control; buscamos entre los juguetes de los changhitos y nada… ¡habíamos sido descontrolados!
Como ya era tarde decidomos descansar y dejar la búsqueda por el momento.
El domingo se levantó el changuito mayor y su veredicto fue: “No sirve la tele…” el decodificador de clable se había quedado en un canal que no les gusta, razón por la que procedimos a desayunar para apurar la búsqueda del control.
Después del desayuno todos nos dimos a la tarea de buscar el control: Limpiamos la casa, recogimos juguetes, movimos muebles, ordenamos los closets y el bendito cotrol nunca apareció…
Resignados por la irreparable pérdida del control avanzamos en dos líneas de acción:
- Preparar el presupuesto para la compra de un nuevo control y
- Pasar un domingo con changuitos y sin televisor
Con la casa limpia y ordenada nos dimos a la tarea de cocinar y comer en familia con todos a la mesa.
Pudimos pasar la tarde jugando, cantado y a veces recordando y quejándonos por la pérdida del control pero eso nos permitió tener uno de los fines de semana más bonitos.
Disfrutamos a los changuitos y nos disfrutamos como pareja, lo que no había sucedido en mucho tiempo.
Llegado el lunes se nos ocurrió volver a llamar a los familiares para pedir que revisaran el interior de una caja que les dimos con algunos artículos y ¡sorpresa! el control estaba dentro de la caja…
Quizás no sea necesario llegar a la exageración de limpiar y ordenar toda la casa (personalmente todavía creo que fue un exceso ;)) pero definitivamente el alejarnos un rato del televisor para disfrutarnos en familia y/o en pareja es un lujo que debemos darnos de cuando en cuando…
¿Qué opinan?
Fuente: Catársis Escrita