La importancia de una buena alimentación durante el embarazo para la madre y el feto, es indiscutible. ¿Puede una suplementación con ácidos grasos mejorar el desarrollo en el feto dentro del útero y favorecer cognitivamente en un futuro próximo a este último? La respuesta es sí, sí se puede mejorar.

En general la alimentación de la madre embarazada, basa su alimentación en general en diferentes alimentos y con diferentes aportes calóricos durante el día, pero muchas veces este aporte de nutrientes se ve afectado por un pobre consumo de ácidos grasos omega-3. Estos comprenden dos ácidos, docosahexaenóico, DHA y eicosapentanoico, EPA. Así como es importante el consumo de ácido fólico antes y durante el embarazo, el consumo de estos dos omega-3 es fundamental, principalmente el DHA, ya que ayudará para un adecuado desarrollo del cerebro y la retina; desafortunadamente el consumo en la embarazada no llega ni a los 80 mg al día de DHA siendo recomendado 300 mg diario.

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Debemos de favorecer el consumo en este orden:

A. Pescado de aguas frías como salmón 3 o 4 veces por semana
B. Suplementos de calidad que contengan DHA/EPA
C. Alimentos funcionales adicionados con DHA animal y no vegetal

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Muchas veces no podemos consumir pescado 4 veces por semana pero si un suplemento diario que contenga los dos ácidos grasos anteriores, ante esta premisa debemos de considerar que el consumo de linaza no aportará una adecuada cantidad de omega-3 DHA ya que el organismo no puede convertirlo a una forma asimilable para el sistema nervioso.

Si se llega a consumir en estas recomendaciones, el omega funcionará tanto para la madre, con un mejor estado circulatorio, menores eventos durante el parto y llegará a librarse de la depresión postparto, que en general sabemos que se relaciona por una deficiencia de DHA en el cerebro de la madre. En el niño recién nacido, tendrá menores eventos de irritabilidad, dormirá mejor, mejorará su visión y desarrollo cerebral favoreciendo a los 4 años de edad un mejor coeficiente intelectual, menores alergias e infecciones.

Por estas razones el consumo de omega-3 antes y durante el embarazo es fundamental para mejorar las expectativas de nuestros hijos; estos conforme van creciendo, también deben de consumir omegas en la leche y comer raciones de pescado o suplementos en preescolares y escolares. Con este fácil cambio, tendremos niños saludables y con menores alteraciones a nivel cerebral como déficit de atención e hiperactividad.

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