Tras este descubrimiento, la copia de La Gioconda, también conocida como Mona Lisa, que conserva el Museo Nacional del Prado, confirmada como obra de alguno de los discípulos del gran maestro toscano que trabajaban en su taller al mismo tiempo que pintaba la original, no sólo se revela como la copia más antigua de esta emblemática pintura sino que adquiere una insólita importancia para el mejor conocimiento de la propia obra del Louvre.
Esta copia forma parte de las colecciones del Prado desde su fundación en 1819 por proceder de las colecciones reales españolas, germen de la institución. Aunque se desconoce el dato exacto acerca de la forma y fecha de su ingreso en las colecciones reales, probablemente se trate de la obra que aparecía ya en 1666 citada en el inventario del Alcázar como un retrato femenino relacionado con Leonardo.
Fuente: Museo del Prado