– ¿Para esto vine? ¿Qué es esto?…
La boleta estaba llena de seises y sietes. Guardé las calificaciones inmediatamente, escondiéndola para que ninguna persona viera las porquerías de calificaciones de mi hijo.
De regreso a casa aumentó más mi coraje a la vez que pensaba…., ¡Si le doy todo! ¡Nada le falta! ¡Ahora sí le va a ir muy mal!…
Me estacioné y salí del carro, entré a la casa, azoté la puerta y grité. – ¡Ven acá Juan!. -Juan estaba en su recamara y corrió a abrazarme.
– ¡Papá!…
– ¡Qué Papá ni que nada!
Lo retiré de mí, me quité el cincho y no sé cuantos golpes le di, al mismo tiempo que decía lo que pensaba de él.
– ¡¡¡ Y te me vas a tu cuarto!!! -terminé. Juan se fue llorando, su cara estaba roja y su boca temblaba. Mi esposa no dijo nada, sólo movió la cabeza negativamente y se fue a la mesa a escribir.
Cuando me fui a acostar, ya más tranquilo, mi esposa me entregó la boleta de calificaciones de Juan, que estaba dentro de mi saco y me dijo:
– Léele despacio y después toma tu decisión.
Ésta decía así…

Cerró sus ojos y se durmió…. Valoren el tiempo que le puedan brindar a sus hijos… porque ese tiempo ya no vuelve y llegamos a una edad que nos sentimos “independientes” y nos enfocamos en las amistades, el primer amor, paseos, reuniones etc. y para que la relación entre padre e hijo sea solida e inquebrantable se siembra desde pequeños y va creciendo con el paso de los años. Fuente: Faccebook Editado por : LissaGF